¿Si os dicen las siglas de ATM, sabríais decir a qué palabras corresponden? Es posible que no, pero conviene saberlo. Se trata de la articulación temporomandibular, lo que vendría a ser el nexo de unión entre mandíbula y el cráneo. Para que os hagáis una idea, sería como una bisagra deslizante entre ambas partes. Gracias a esta articulación podemos bostezar, masticar y hablar, acciones tan rutinarias que ni nos fijamos en ellas. Pero ahora pensad por un momento qué pasaría si esta articulación se viera afectada.
Los trastornos de ATM son unas alteraciones que causan dolor y disfunción en las articulaciones y los músculos que controlan el movimiento de la mandíbula. Estas mismas pueden clasificarse en tres tipos: asimetría interna, dolor Miofascial y alteraciones degenerativas e inflamatorias. Por lo general, dicen que las mujeres las sufren más que los hombres, sin embargo, los síntomas son los mismos para todos: dolor en la cabeza, en la cara, mandíbula, cuello, a un lado de la cara, delante o alrededor de la oreja, rigidez o bloqueo en los músculos de la mandíbula, o molestias para masticar, entre otros.
Y ahora la pregunta es… ¿se puede remediar? Sí. Para solucionar este tipo de problemas se recurre a diferentes tipos de tratamientos, dependiendo de cada caso: ortodoncia, cirugía, férulas de descarga, miorelajantes, o tallado selectivo de los dientes. Como paso preventivo, es muy importante ser conscientes de qué puede causar estos problemas. Desde una mala oclusión, a una lesión en la mandíbula, pasando por el desgaste del disco o cartílago de la articulación, hasta el tratamiento de ortodoncia, el estrés o la ansiedad.
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