¿Por qué es buena una ortodoncia precoz?

¿Por qué es buena una ortodoncia precoz?

Para responder a esta pregunta, primero contestemos otra: ¿qué problemas condicionan el crecimiento de los dientes, del paladar y de la mandíbula? Unos dirán que cuando los niños se succionan el dedo. Otros, caerán en motivos de carácter hereditario o bien en una mala mordida. En ambos casos estarían en lo cierto. De hecho, podríamos continuar con una larga lista y, sin embargo, la mayoría no caerían en la cuenta de que muchos de estos problemas pasan desapercibidos. Por eso, antes de nada, el primer paso a dar es una evaluación de la boca; “cuanto antes, mejor”.

Un tratamiento precoz implica prevenir consecuencias mayores en el crecimiento de nuestros dientes, así como en el paladar y la mandíbula. A la edad de los 6-7 años ya se pueden identificar problemas de erupción, por lo que una detección temprana permite aconsejarle si será necesario una ortodoncia.

Así que ahora ya podemos responder a la cuestión principal: una ortodoncia precoz es buena porque con ella prevenimos la aparición de problemas más serios. De este modo, la finalidad de los tratamientos tempranos se centra en corregir el desequilibrio esquelético, dentoaleolar y muscular existente o en desarrollo. Además de eliminar las interferencias y ayudar a que exista un ambiente más favorable para el crecimiento normal, también mejora la estética facial y logra un desarrollo psicosocial adecuado. Así que, el mensaje es claro: más vale prevenir que curar.